Ed Speelers quiere ser odiado… por las razones correctas
A diferencia de la mayoría de los actores, Ed Speleers no teme ser abucheado. Interpreta a Stephen Bonnet, el villano de la nueva temporada de Outlander, que hace una entrada memorable al lograr escapar de un ahorcamiento público aprovechando la compasión de nuestra amada pareja, Claire y Jamie, recién llegados a América. Lo cual les agradece robándoles sus objetos de valor después de que prometieron no entregarlo a la justicia. Tienes todos los detalles del episodio aquí.
Dada la apasionada base de fans de la serie, Speleers se ha estado preparando para la indignación que le espera. "Estoy dispuesto a que me odien si es en el contexto correcto", se ríe. "La belleza de esta serie es que tiene grandes admiradores y creo que si detestan con vehemencia la versión en pantalla de Stephen Bonnet, entonces es que he hecho mi trabajo bien. Así que mi objetivo es que los fans no me quieran, pero espero que por las razones correctas".
Speleers, de 30 años de edad, se une a la serie, basada en las populares novelas de Diana Gabaldon, en su cuarta temporada, que ahora se desarrolla en las colonias estadounidenses, donde se encuentran por primera vez con Stephen de Speleers. Algunos actores podrían palidecer ante la idea de unirse a una serie favorita del público a medio camino, y especialmente como antagonista, pero Speleers se apresura a señalar las virtudes de esta situación.
"La belleza de tener un papel que forma parte de grandes libros es que hay mucho material donde hincar el diente, tanto en las otras temporadas como en las novelas. Hay un gran riqueza en las descripciones de personajes en todos los libros, y eso es una fuente de material que no siempre tiene. Si te unes a la mitad, puedes ver cuál es el tono de la pieza y creo que eso es una ventaja".
Además de sumergirse en las novelas originales y en las tres primeras temporadas, Speleers encontró su camino hacia Stephen de maneras más evocadoras. "Nunca había estado en Irlanda y Bonnet es originario de Sligo, en el noroeste de la República de Irlanda, así que quise ir y verlo todo", recuerda el actor inglés. "Me llevé a mi padre y nos fuimos de viaje por Irlanda, frecuentando pubs y tabernas, bebiendo un montón de Guinness y hablando con mucha gente". Luego, como lo hace con cada papel, organizó una lista de reproducción que pensó que reflejaba el espíritu de su personaje. Incluyó a Van Morrison y los Rolling Stones y el jazz electrónico de St Germain en repetición, pero dice que "Cigarettes and Alcohol" de Oasis y "Lucky Man" de Verve fueron puntos de apoyo particularmente importantes, que reflejan la holgura de Stephen y su obsesión por el destino. "Esa se convirtió en una canción bastante pertinente", se ríe. "Todas las mañanas, donde sea que estuviera preparándome para irme a trabajar, escuchaba esa canción, probablemente para consternación del resto de los huéspedes del hotel, porque se me da muy mal poner la música baja".
La historia de Stephen puede tener lugar en el siglo dieciocho, pero, como ha sucedido con Outlander desde el principio, la serie está llena de relevancia contemporánea. Speleers vincula su fascinación por Stephen con el legado del colonialismo inglés en relación a los problemas más recientes de Irlanda y la continua división racial de Estados Unidos, por ejemplo. "Si te fijas en lo que está pasando globalmente, en este momento las tensiones están muy altas en el mundo democrático moderno", explica. "Lo cual conlleva algo genial, y es que todo el mundo está hablando de política, pero eso está desenterrando mucha tensión y a veces parece que estuviéramos retrocediendo. Tal vez es lo que hay que hacer para avanzar, pero hay un elemento de racismo que parece estar a la vanguardia en un nivel similar al de una época anterior. Creo que Outlander es bastante pertinente porque habla de todos estos temas cuando comenzaron en las Américas y la historia nos muestra que se repite cuando no aprendemos de nuestros errores. La gente intolerante se viste de manera diferente hoy en día, pero al mismo tiempo todavía tenemos esos problemas y seguimos odiándonos unos a otros".
En una década de carrera, Speleers puede ser más conocido por su trabajo en series de época (Downton Abbey y Wolf Hall son los otros puntos más destacados de su carrera), pero tuvo un notable comienzo en el cine de fantasía en 2006, gracias a su papel protagonista en la épica película de Eragon, que grabó cuando tenía diecisiete años, tras haber sido enviado a la audición por su profesor de drama de la escuela secundaria. "Tuve dos audiciones para ser el protagonista y lo siguiente que supe fue que lo había conseguido y tuve que irme de la escuela y volar a Europa del Este. Estuve allí durante unos seis meses y fue una montaña rusa, una catapulta enorme para un inicio de carrera". Habla con franqueza sobre las dificultades que siguieron, admitiendo que sucumbió a las debilidades que se esperan de todo adolescente que se abre paso a solas en Hollywood tras un gran éxito de taquilla. "Te crees que sabes mucho del mundo a los dieciocho años, pero en realidad no tienes ni idea. Si estás en una película de más de cien millones de dólares, tienes una percepción muy sesgada del mundo. Algunas personas lo manejan de manera brillante, pero yo no lo hice. Me pasé de rosca. Es un poco cliché, pero es lo que hice".
Después de ese período de "tonterías", Speleers finalmente encontró su camino de vuelta a lo que él admite que ha sido su amor de toda la vida. "Nunca sé si suena ñoño o no", se ríe, "pero realmente es lo que he querido hacer desde que era un niño". En 2011, protagonizó la película de suspense y crímenes A Lonely Place to Die, en la que interpretaba a un montañero que descubre a una niña secuestrada en las Tierras Altas de Escocia a la espera de un rescate, una experiencia que, según él, lo ayudó a "reiniciarse" y a volver a confiar en su actuación. "Me llevó mucho tiempo calmarme y pensar que, realmente, si quería tener este tipo de carrera, si de verdad quería actuar, tenia que trabajar duro. Poco a poco comencé a desprenderme de cosas y empecé a disfrutar de trabajar más que de cualquier otra cosa. Creo que esa es una de las bases: tienes que disfrutar lo que haces, de lo contrario no tiene sentido hacerlo".
La reinvención de Speleers continuó en 2012, cuando se unió a Downton Abbey interpretando al ambicioso y coqueto lacayo Jimmy Kent, una experiencia que compara con la escuela de teatro a la que nunca asistió. "Estás rodeado de pesos pesados a ambos lados de la cámara y no puedes hacer otra cosa más que aprender", explica sobre sus tres temporadas en la serie, tras las cuales se sumergió aún más en la historia británica de la televisión. Esta vez de la mano de la adaptación de la célebre epopeya de Wolf Cromwell por Hilary Mantel, Wolf Hall.
Lo que recuerda de Downtown Abbey es que "ese fue un momento en el que por fin obtuve la confianza en mí mismo, pensando, 'Vale, soy capaz de conseguir papeles de cierto nivel, por lo que el trabajo duro está dando sus frutos'. Ese fue un punto de inflexión donde comencé a obtener papeles que, en mi opinión, tenían un cierto calibre y era justo en el que quería estar".
Pero Speleers ha pasado la mayor parte de los últimos meses embarcado en una dirección completamente diferente, protagonizando la producción británica de Rain Man en el papel de Tom Cruise, en su debut en los escenarios. "Debido a que nunca fui a la escuela de arte dramático y lo normal es ir la escuela y luego al teatro, al haber cumplido los treinta años y no haber hecho nunca una obra, me pregunté si alguna vez podría superar ese obstáculo", admite. Revelando nuevas capas de un personaje clásico, Speleers dice que, en lugar de ser el egoísta Charlie Babbitt de la película, se enfocó en el dolor de ser un joven abandonado por su padre poco después de la muerte de su madre. "Su egoísmo y su naturaleza egocéntrica siempre se han abordado, pero creo que mucho de eso proviene de su dolor. Realmente estaba luchando y sufriendo mucho, y la ira en la primera parte de la obra está más arraigada al ser una persona profundamente infeliz".
Una vez finalizada la gira, Speleers está listo para disfrutar de unas vacaciones en casa, con su familia y una "buena cantidad de cerveza Guinness", aunque se apresura a recalcar que él "no es muy de estar tumbado a la bartola durante mucho tiempo". De hecho, ya está trabajando en un nuevo cortometraje con su compañía de producción Dark Glass Films (su primer corto," Wale ", ha sido preseleccionado para un Oscar y que puedes ver en su web) y que espera grabar en enero. Y ya está buscando su próximo proyecto, totalmente revitalizado por su experiencia en el teatro. "Siento que me ha quitado un gran peso creativo de encima, además de ser una experiencia sumamente gratificante", dice de Rain Man. "Cuando digo que el peso ha sido quitado, me refiero a que sabes que puedes hacerlo. No había hecho nada así desde que estaba en la escuela y al hacerlo profesionalmente durante tres meses, ocho obras por semana, recordé lo mucho que me gustaba estar en el escenario y aprovechar la energía que el público te da. Fue una experiencia increíble y que atesoraré siempre, - y que no necesariamente querré repetir, porque no puedes replicar la creatividad, pero desde luego que quiero hacer más. Me ha dejado con ganas de más, lo que creo que es una buena manera de sentirte sobre cualquier trabajo, la verdad".
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Dada la apasionada base de fans de la serie, Speleers se ha estado preparando para la indignación que le espera. "Estoy dispuesto a que me odien si es en el contexto correcto", se ríe. "La belleza de esta serie es que tiene grandes admiradores y creo que si detestan con vehemencia la versión en pantalla de Stephen Bonnet, entonces es que he hecho mi trabajo bien. Así que mi objetivo es que los fans no me quieran, pero espero que por las razones correctas".
- ORIGINAL SOURCE -
Speleers, de 30 años de edad, se une a la serie, basada en las populares novelas de Diana Gabaldon, en su cuarta temporada, que ahora se desarrolla en las colonias estadounidenses, donde se encuentran por primera vez con Stephen de Speleers. Algunos actores podrían palidecer ante la idea de unirse a una serie favorita del público a medio camino, y especialmente como antagonista, pero Speleers se apresura a señalar las virtudes de esta situación.
"La belleza de tener un papel que forma parte de grandes libros es que hay mucho material donde hincar el diente, tanto en las otras temporadas como en las novelas. Hay un gran riqueza en las descripciones de personajes en todos los libros, y eso es una fuente de material que no siempre tiene. Si te unes a la mitad, puedes ver cuál es el tono de la pieza y creo que eso es una ventaja".
Además de sumergirse en las novelas originales y en las tres primeras temporadas, Speleers encontró su camino hacia Stephen de maneras más evocadoras. "Nunca había estado en Irlanda y Bonnet es originario de Sligo, en el noroeste de la República de Irlanda, así que quise ir y verlo todo", recuerda el actor inglés. "Me llevé a mi padre y nos fuimos de viaje por Irlanda, frecuentando pubs y tabernas, bebiendo un montón de Guinness y hablando con mucha gente". Luego, como lo hace con cada papel, organizó una lista de reproducción que pensó que reflejaba el espíritu de su personaje. Incluyó a Van Morrison y los Rolling Stones y el jazz electrónico de St Germain en repetición, pero dice que "Cigarettes and Alcohol" de Oasis y "Lucky Man" de Verve fueron puntos de apoyo particularmente importantes, que reflejan la holgura de Stephen y su obsesión por el destino. "Esa se convirtió en una canción bastante pertinente", se ríe. "Todas las mañanas, donde sea que estuviera preparándome para irme a trabajar, escuchaba esa canción, probablemente para consternación del resto de los huéspedes del hotel, porque se me da muy mal poner la música baja".
La historia de Stephen puede tener lugar en el siglo dieciocho, pero, como ha sucedido con Outlander desde el principio, la serie está llena de relevancia contemporánea. Speleers vincula su fascinación por Stephen con el legado del colonialismo inglés en relación a los problemas más recientes de Irlanda y la continua división racial de Estados Unidos, por ejemplo. "Si te fijas en lo que está pasando globalmente, en este momento las tensiones están muy altas en el mundo democrático moderno", explica. "Lo cual conlleva algo genial, y es que todo el mundo está hablando de política, pero eso está desenterrando mucha tensión y a veces parece que estuviéramos retrocediendo. Tal vez es lo que hay que hacer para avanzar, pero hay un elemento de racismo que parece estar a la vanguardia en un nivel similar al de una época anterior. Creo que Outlander es bastante pertinente porque habla de todos estos temas cuando comenzaron en las Américas y la historia nos muestra que se repite cuando no aprendemos de nuestros errores. La gente intolerante se viste de manera diferente hoy en día, pero al mismo tiempo todavía tenemos esos problemas y seguimos odiándonos unos a otros".
En una década de carrera, Speleers puede ser más conocido por su trabajo en series de época (Downton Abbey y Wolf Hall son los otros puntos más destacados de su carrera), pero tuvo un notable comienzo en el cine de fantasía en 2006, gracias a su papel protagonista en la épica película de Eragon, que grabó cuando tenía diecisiete años, tras haber sido enviado a la audición por su profesor de drama de la escuela secundaria. "Tuve dos audiciones para ser el protagonista y lo siguiente que supe fue que lo había conseguido y tuve que irme de la escuela y volar a Europa del Este. Estuve allí durante unos seis meses y fue una montaña rusa, una catapulta enorme para un inicio de carrera". Habla con franqueza sobre las dificultades que siguieron, admitiendo que sucumbió a las debilidades que se esperan de todo adolescente que se abre paso a solas en Hollywood tras un gran éxito de taquilla. "Te crees que sabes mucho del mundo a los dieciocho años, pero en realidad no tienes ni idea. Si estás en una película de más de cien millones de dólares, tienes una percepción muy sesgada del mundo. Algunas personas lo manejan de manera brillante, pero yo no lo hice. Me pasé de rosca. Es un poco cliché, pero es lo que hice".
Después de ese período de "tonterías", Speleers finalmente encontró su camino de vuelta a lo que él admite que ha sido su amor de toda la vida. "Nunca sé si suena ñoño o no", se ríe, "pero realmente es lo que he querido hacer desde que era un niño". En 2011, protagonizó la película de suspense y crímenes A Lonely Place to Die, en la que interpretaba a un montañero que descubre a una niña secuestrada en las Tierras Altas de Escocia a la espera de un rescate, una experiencia que, según él, lo ayudó a "reiniciarse" y a volver a confiar en su actuación. "Me llevó mucho tiempo calmarme y pensar que, realmente, si quería tener este tipo de carrera, si de verdad quería actuar, tenia que trabajar duro. Poco a poco comencé a desprenderme de cosas y empecé a disfrutar de trabajar más que de cualquier otra cosa. Creo que esa es una de las bases: tienes que disfrutar lo que haces, de lo contrario no tiene sentido hacerlo".
La reinvención de Speleers continuó en 2012, cuando se unió a Downton Abbey interpretando al ambicioso y coqueto lacayo Jimmy Kent, una experiencia que compara con la escuela de teatro a la que nunca asistió. "Estás rodeado de pesos pesados a ambos lados de la cámara y no puedes hacer otra cosa más que aprender", explica sobre sus tres temporadas en la serie, tras las cuales se sumergió aún más en la historia británica de la televisión. Esta vez de la mano de la adaptación de la célebre epopeya de Wolf Cromwell por Hilary Mantel, Wolf Hall.
Lo que recuerda de Downtown Abbey es que "ese fue un momento en el que por fin obtuve la confianza en mí mismo, pensando, 'Vale, soy capaz de conseguir papeles de cierto nivel, por lo que el trabajo duro está dando sus frutos'. Ese fue un punto de inflexión donde comencé a obtener papeles que, en mi opinión, tenían un cierto calibre y era justo en el que quería estar".
Pero Speleers ha pasado la mayor parte de los últimos meses embarcado en una dirección completamente diferente, protagonizando la producción británica de Rain Man en el papel de Tom Cruise, en su debut en los escenarios. "Debido a que nunca fui a la escuela de arte dramático y lo normal es ir la escuela y luego al teatro, al haber cumplido los treinta años y no haber hecho nunca una obra, me pregunté si alguna vez podría superar ese obstáculo", admite. Revelando nuevas capas de un personaje clásico, Speleers dice que, en lugar de ser el egoísta Charlie Babbitt de la película, se enfocó en el dolor de ser un joven abandonado por su padre poco después de la muerte de su madre. "Su egoísmo y su naturaleza egocéntrica siempre se han abordado, pero creo que mucho de eso proviene de su dolor. Realmente estaba luchando y sufriendo mucho, y la ira en la primera parte de la obra está más arraigada al ser una persona profundamente infeliz".
Una vez finalizada la gira, Speleers está listo para disfrutar de unas vacaciones en casa, con su familia y una "buena cantidad de cerveza Guinness", aunque se apresura a recalcar que él "no es muy de estar tumbado a la bartola durante mucho tiempo". De hecho, ya está trabajando en un nuevo cortometraje con su compañía de producción Dark Glass Films (su primer corto," Wale ", ha sido preseleccionado para un Oscar y que puedes ver en su web) y que espera grabar en enero. Y ya está buscando su próximo proyecto, totalmente revitalizado por su experiencia en el teatro. "Siento que me ha quitado un gran peso creativo de encima, además de ser una experiencia sumamente gratificante", dice de Rain Man. "Cuando digo que el peso ha sido quitado, me refiero a que sabes que puedes hacerlo. No había hecho nada así desde que estaba en la escuela y al hacerlo profesionalmente durante tres meses, ocho obras por semana, recordé lo mucho que me gustaba estar en el escenario y aprovechar la energía que el público te da. Fue una experiencia increíble y que atesoraré siempre, - y que no necesariamente querré repetir, porque no puedes replicar la creatividad, pero desde luego que quiero hacer más. Me ha dejado con ganas de más, lo que creo que es una buena manera de sentirte sobre cualquier trabajo, la verdad".
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