Finalizada la tercera temporada de Outlander, la pregunta es: ¿nos sedujo de nuevo?
Este artículo se escribió tras la emisión del capítulo 3x05, en el que pudimos ver que Jamie y Claire por fin se encontraban. Ahora que la temporada 3 ha terminado, me ha parecido interesante publicarlo y preguntaros, ¿Outlander os ha seducido este temporada?
El final del episodio 3x05 de Outlander es delicioso. Es una carrera precipitada hacia "por fin llegan las partes buenas otra vez", y el episodio concluye con el tipo de escena que hace que quieras juntar las manos y menearte como un cachorrito. Después de un tiempo separados el uno del otro que se puede medir en décadas, en siglos y en cinco episodios completos de televisión, Claire finalmente viaja a través del círculo de piedras y se reúne con Jamie. La tercera temporada de Outlander ha tardado en llegar, y es un alivio sentir que la serie vuelve a recuperar el rumbo otra vez.
Pero el tiempo aparte en la relación de Jamie y Claire no se ha desperdiciado, ni mucho menos. En cambio, el tiempo intermedio ha sido una danza narrativa cuidadosa, provocando, sugiriendo y preparando a la audiencia para la reunión que estaba por llegar. Se ha tomado una relación que ya se había consumado y se ha convertido en una seducción. Y mientras la seducción vertiginosa de la primera temporada fue entre Jamie y Claire, esta segunda seducción ha sido entre la serie y el espectador. Funcionó. Estoy enamorada de nuevo.
Los romances tienen un problema, especialmente en el contexto de una serie de televisión de larga duración: tus personajes están juntos, y por tanto la tensión de "se desean, no se desean" ha desparecido. Outlander (tanto los libros como la serie de televisión) trata de la melancolía post unión al poner muchos otros obstáculos en el camino de Jamie y Claire, complicaciones que en la primera temporada iban desde juicios por brujería, al impedimento de una guerra catastrófica hasta una gran cantidad de agresiones sexuales. La confianza de uno en el otro aumentaba y disminuía a medida que sus motivos personales divergían.
La segunda temporada de la serie luchó por equilibrar su relación con la docena de otras historias que trató de contar. Hubo momentos destacados, pero muchos de ellos quedaron amortiguados por dos defectos importantes. El primero, y probablemente el problema más insuperable, fue que Outlander quedó atrapado en una maraña de viajes en el tiempo que obstaculizó seriamente todo, desde su lógica interna hasta sus intereses emocionales interpersonales. Pero la dificultad más profunda era que no parecía entender qué hacer con la relación central. Jamie y Claire estaban juntos, y se amaban mutuamente, pero Outlander tuvo dificultades para encontrar cualquier tipo de empuje en su cambiante tensión marital. Los mejores momentos de la temporada fueron los de la sutil construcción de frustración y liberación entre ambos, y esas pequeñas escenas tendieron a perderse en el maremagnum de los movimientos de los ejércitos y la intriga de la corte bizantina.
La tercera temporada no ha tenido un problema similar con el impulso, aunque puede haber dado esa impresión a veces. Ha estado llena de elementos que pueden haberse sentido innecesarios y superfluos. Jamie en el bosque, escondiéndose de los británicos, y poniendo en peligro a su familia. Jamie en prisión, hablando con Lord John y rechazando sus insinuaciones. Claire en Boston, asistiendo a la escuela de medicina. Jamie engendrando un hijo fuera del matrimonio, involucrado con esta familia británica. Roger, desenterrando la historia antigua. Ha sido un poco lento, para ser sinceros. (Y aquí ni siquiera nos metemos en toda la historia con Frank.) Pero ha sido útil. No solo estamos corriendo rápidamente a través de los años que separaron a Claire y Jamie, si no que entendemos a las personas en las que se han convertido y el dolor que han experimentado. Estamos aprendiendo acerca de las vidas que han llevado.
Y estamos preparados para su reconciliación. Todo apunta en esa dirección, e incluso si de alguna manera te perdiste las promos mostrando a Claire caminando por una calle del siglo XVIII, o si no has leído los libros, la estructura de esta tercera temporada deja poco lugar para la duda. ¿Por qué seguir a estas dos personas en sus dos vidas separadas si no vuelven a unirse? ¿Por qué saltar entre las dos historias, juntándolas en nuestras cabezas? ¿En qué otra dirección más podría ir esta serie? La certeza de su reencuentro está escrita en el concepto central de la temporada.
Pero Outlander se ha estado conteniendo. Nos ha vuelto a seducir a todos, insinuando y burlándose de la inevitabilidad del regreso de Claire y luego haciéndonos esperar. El quinto episodio es magistral en esto, casi hasta el punto del descaro. Roger regresa, muestra la prueba crucial del paradero de Jamie, y luego... él y Brianna hablan sobre historia mientras deambulan bajo hermosas bóvedas. Roger ve Dark Shadows. Claire tiene una charla sobre los restos de un esqueleto. Claire se angustia por dejar a Brianna atrás, recibe el permiso y la absolución de su hija, y aún así, no se va de inmediato. ¡Es Navidad! ¡Hasta hay una escena de Claire haciendo un vestido, con el tema de Batman! Parece que este reencuentro nunca llegará.
Si hubiera sido una simple distracción, todos perderíamos la cabeza y nos daríamos por vencidos, frustrados. En cambio, la efectividad de la atracción del quinto episodio de Outlander es el producto de una danza reflexiva y controlada entre la moderación y el exceso. Nos hemos estado moviendo tan despacio, dando unos pasos tan laboriosos y tentativos a través de la renuencia de Claire a decirle a Brianna que han encontrado a Jamie, a través de estas escenas cuidadosas donde madre e hija llegan a un entendimiento... El episodio podría haber terminado con la decisión de Claire de regresar. Pero, no, aquí vamos, avanzamos a través de la escena pausada de Navidad, luego avanzamos rápidamente a través de la confección de Claire, y luego las despedidas. El episodio podría haber terminado aquí, con Claire dirigiéndose nuevamente hacia los círculos de piedra. Pero con un corte simple y directo, ya está hecho. Claire entra en un taxi de los años 60, y a continuación sale de un carruaje del siglo XVIII.
Lo que se sintió como digresiones e historias secundarias que nos tuvieron deambulando por cuatro episodios y medio, repentinamente van avanzando, arrastrándonos en el quinto con regocijo e incredulidad. Otro posible final viene cuando Claire abre la puerta de la tienda de Jamie, y ella lo ve por primera vez, pero no, tenemos aún más: todo el camino a través de los ojos de Claire, la mirada de Jamie hacia ella, y su sonrisa aprensiva hacia él. Es una forma narrativa que todos conocemos de memoria: las primeras partes se siente vacilantes y comedidas, pero luego todo sucede a la vez, en un salto vertiginoso. Y finalmente, cuando parece que la secuencia va a ignorar todas las oportunidades de cliffhanger que ha tenido entregadas en bandeja, Jamie se desmaya y nos vamos a los créditos.
No es que este haya sido un romance de segundas nupcias entre Jamie y Claire, eso tendrá que venir después, cuando se hayan reconciliado con las personas en las que se han convertido durante el tiempo que han estado separados. En cambio, ha sido el romance de un nuevo matrimonio entre el espectador y la serie, un lento y exigente toma y daca de satisfacción y frustración, manteniendo a nuestros dos jugadores a distancia durante mucho tiempo y finalmente uniéndolos en un glorioso y poderoso estallido lleno de adrenalina.
Es una reunión y una re-seducción que Outlander gana, y con suerte le dará a la serie mucho material para lo que venga después, ya que la relación de Jamie y Claire necesita cambiar del "¿cuándo lo conseguirán?" a "¿qué sucede ahora que lo han conseguido?". Pero por ahora, la primera parte de esta temporada de Outlander ha sido un recordatorio deliciosamente efectivo de lo buena que puede ser esta serie, y lo divertido que es para una serie de televisión captar activamente nuestra atención. Con demasiada frecuencia parece que la televisión puede ser condescendiente con su audiencia o provocarle un rechazo con tanta nostalgia, levantando muros y siendo deliberadamente opaca. Outlander nos ha estado cortejando. Y es realmente agradable ser cortejada.
Para estar informado al minuto de todo lo que sucede en el mundo Outlander, no te olvides de seguir a @OutlanderSpain, el Twitter del blog.
- ORIGINAL SOURCE -
Traducido por Nuria.
El final del episodio 3x05 de Outlander es delicioso. Es una carrera precipitada hacia "por fin llegan las partes buenas otra vez", y el episodio concluye con el tipo de escena que hace que quieras juntar las manos y menearte como un cachorrito. Después de un tiempo separados el uno del otro que se puede medir en décadas, en siglos y en cinco episodios completos de televisión, Claire finalmente viaja a través del círculo de piedras y se reúne con Jamie. La tercera temporada de Outlander ha tardado en llegar, y es un alivio sentir que la serie vuelve a recuperar el rumbo otra vez.
Pero el tiempo aparte en la relación de Jamie y Claire no se ha desperdiciado, ni mucho menos. En cambio, el tiempo intermedio ha sido una danza narrativa cuidadosa, provocando, sugiriendo y preparando a la audiencia para la reunión que estaba por llegar. Se ha tomado una relación que ya se había consumado y se ha convertido en una seducción. Y mientras la seducción vertiginosa de la primera temporada fue entre Jamie y Claire, esta segunda seducción ha sido entre la serie y el espectador. Funcionó. Estoy enamorada de nuevo.
Los romances tienen un problema, especialmente en el contexto de una serie de televisión de larga duración: tus personajes están juntos, y por tanto la tensión de "se desean, no se desean" ha desparecido. Outlander (tanto los libros como la serie de televisión) trata de la melancolía post unión al poner muchos otros obstáculos en el camino de Jamie y Claire, complicaciones que en la primera temporada iban desde juicios por brujería, al impedimento de una guerra catastrófica hasta una gran cantidad de agresiones sexuales. La confianza de uno en el otro aumentaba y disminuía a medida que sus motivos personales divergían.
La segunda temporada de la serie luchó por equilibrar su relación con la docena de otras historias que trató de contar. Hubo momentos destacados, pero muchos de ellos quedaron amortiguados por dos defectos importantes. El primero, y probablemente el problema más insuperable, fue que Outlander quedó atrapado en una maraña de viajes en el tiempo que obstaculizó seriamente todo, desde su lógica interna hasta sus intereses emocionales interpersonales. Pero la dificultad más profunda era que no parecía entender qué hacer con la relación central. Jamie y Claire estaban juntos, y se amaban mutuamente, pero Outlander tuvo dificultades para encontrar cualquier tipo de empuje en su cambiante tensión marital. Los mejores momentos de la temporada fueron los de la sutil construcción de frustración y liberación entre ambos, y esas pequeñas escenas tendieron a perderse en el maremagnum de los movimientos de los ejércitos y la intriga de la corte bizantina.
La tercera temporada no ha tenido un problema similar con el impulso, aunque puede haber dado esa impresión a veces. Ha estado llena de elementos que pueden haberse sentido innecesarios y superfluos. Jamie en el bosque, escondiéndose de los británicos, y poniendo en peligro a su familia. Jamie en prisión, hablando con Lord John y rechazando sus insinuaciones. Claire en Boston, asistiendo a la escuela de medicina. Jamie engendrando un hijo fuera del matrimonio, involucrado con esta familia británica. Roger, desenterrando la historia antigua. Ha sido un poco lento, para ser sinceros. (Y aquí ni siquiera nos metemos en toda la historia con Frank.) Pero ha sido útil. No solo estamos corriendo rápidamente a través de los años que separaron a Claire y Jamie, si no que entendemos a las personas en las que se han convertido y el dolor que han experimentado. Estamos aprendiendo acerca de las vidas que han llevado.
Y estamos preparados para su reconciliación. Todo apunta en esa dirección, e incluso si de alguna manera te perdiste las promos mostrando a Claire caminando por una calle del siglo XVIII, o si no has leído los libros, la estructura de esta tercera temporada deja poco lugar para la duda. ¿Por qué seguir a estas dos personas en sus dos vidas separadas si no vuelven a unirse? ¿Por qué saltar entre las dos historias, juntándolas en nuestras cabezas? ¿En qué otra dirección más podría ir esta serie? La certeza de su reencuentro está escrita en el concepto central de la temporada.
Pero Outlander se ha estado conteniendo. Nos ha vuelto a seducir a todos, insinuando y burlándose de la inevitabilidad del regreso de Claire y luego haciéndonos esperar. El quinto episodio es magistral en esto, casi hasta el punto del descaro. Roger regresa, muestra la prueba crucial del paradero de Jamie, y luego... él y Brianna hablan sobre historia mientras deambulan bajo hermosas bóvedas. Roger ve Dark Shadows. Claire tiene una charla sobre los restos de un esqueleto. Claire se angustia por dejar a Brianna atrás, recibe el permiso y la absolución de su hija, y aún así, no se va de inmediato. ¡Es Navidad! ¡Hasta hay una escena de Claire haciendo un vestido, con el tema de Batman! Parece que este reencuentro nunca llegará.
Si hubiera sido una simple distracción, todos perderíamos la cabeza y nos daríamos por vencidos, frustrados. En cambio, la efectividad de la atracción del quinto episodio de Outlander es el producto de una danza reflexiva y controlada entre la moderación y el exceso. Nos hemos estado moviendo tan despacio, dando unos pasos tan laboriosos y tentativos a través de la renuencia de Claire a decirle a Brianna que han encontrado a Jamie, a través de estas escenas cuidadosas donde madre e hija llegan a un entendimiento... El episodio podría haber terminado con la decisión de Claire de regresar. Pero, no, aquí vamos, avanzamos a través de la escena pausada de Navidad, luego avanzamos rápidamente a través de la confección de Claire, y luego las despedidas. El episodio podría haber terminado aquí, con Claire dirigiéndose nuevamente hacia los círculos de piedra. Pero con un corte simple y directo, ya está hecho. Claire entra en un taxi de los años 60, y a continuación sale de un carruaje del siglo XVIII.
Lo que se sintió como digresiones e historias secundarias que nos tuvieron deambulando por cuatro episodios y medio, repentinamente van avanzando, arrastrándonos en el quinto con regocijo e incredulidad. Otro posible final viene cuando Claire abre la puerta de la tienda de Jamie, y ella lo ve por primera vez, pero no, tenemos aún más: todo el camino a través de los ojos de Claire, la mirada de Jamie hacia ella, y su sonrisa aprensiva hacia él. Es una forma narrativa que todos conocemos de memoria: las primeras partes se siente vacilantes y comedidas, pero luego todo sucede a la vez, en un salto vertiginoso. Y finalmente, cuando parece que la secuencia va a ignorar todas las oportunidades de cliffhanger que ha tenido entregadas en bandeja, Jamie se desmaya y nos vamos a los créditos.
No es que este haya sido un romance de segundas nupcias entre Jamie y Claire, eso tendrá que venir después, cuando se hayan reconciliado con las personas en las que se han convertido durante el tiempo que han estado separados. En cambio, ha sido el romance de un nuevo matrimonio entre el espectador y la serie, un lento y exigente toma y daca de satisfacción y frustración, manteniendo a nuestros dos jugadores a distancia durante mucho tiempo y finalmente uniéndolos en un glorioso y poderoso estallido lleno de adrenalina.
Es una reunión y una re-seducción que Outlander gana, y con suerte le dará a la serie mucho material para lo que venga después, ya que la relación de Jamie y Claire necesita cambiar del "¿cuándo lo conseguirán?" a "¿qué sucede ahora que lo han conseguido?". Pero por ahora, la primera parte de esta temporada de Outlander ha sido un recordatorio deliciosamente efectivo de lo buena que puede ser esta serie, y lo divertido que es para una serie de televisión captar activamente nuestra atención. Con demasiada frecuencia parece que la televisión puede ser condescendiente con su audiencia o provocarle un rechazo con tanta nostalgia, levantando muros y siendo deliberadamente opaca. Outlander nos ha estado cortejando. Y es realmente agradable ser cortejada.
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